“El vino es la luz del sol, unida por el agua.”
Galileo Galilei.
En el oeste salmantino y zamorano, allí donde el Duero junto con sus afluentes vertebran este macizo granítico, allí es donde está ARRIBES del Duero. Este leonismo se caracteriza por definir las depresiones geográficas que forman un conjunto de ríos y que generan una riqueza medioambiental, histórica y cultural muy poco conocida.
Valles encajados con temperaturas suaves, dan vida a una amplia vegetación de características típicamente mediterránea. Especies de un gran valor ornitológico y piscícola, así como la abundancia de mamíferos y reptiles hacen las delicias de los amantes de la naturaleza en estado puro.
Su principal valor es, sin duda, el humano. Durante siglos ha permanecido en estas tierras que han mantenido a una población trabajadora dedicada a la agricultura y ganadería, capaz de soportar todo tipo de inclemencias naturales y humanas. Aguerridos forjadores de esperanzas, a veces frustradas, ofrecían vino a sus días.
Es el vino uno de esos elementos unificadores de este extenso territorio, con figura de Parque Natural.
Territorio sumamente empinado y, por lo tanto, difícil de trabajar; desde siempre fue necesario la construcción de bancales o terrazas con el fin de contener la tierra, nivelar un determinado espacio y poder obtener un beneficio a través de plantas como el olivo, el almendro, el naranjo y la vid.
Si en la penillanura domina el cultivo de los cereales, en arribes del Duero el “plantío” ejerce sus dominios. Las manos, ásperas y sensibles a la vez, son las encargadas de dirigir con maestría los diferentes utensilios y herramientas destinadas a las muy variadas facetas que ofrecen estos parajes tan variopintos.
Es en este espacio de farallones y cachones donde ya encontramos la vid, hace millones de años, en su forma primigenia, a sus anchas; es difícil pensar que esta planta adornara este territorio en períodos de intensas glaciaciones, con su aparente fragilidad.
La autoctonía de la Ruta del Vino Arribes se manifiesta a través de variedades como la “Juan García” y la “Bruñal”, simbología de territorialidad, de unidad, de elementos que siguen uniendo a unos pueblos y países que en su día se agrupaban bajo una sola marca.
Que el vino une es una realidad histórica. El vino representa el placer y la alegría de vivir, símbolo de felicidad y ha sido usado como elemento medicinal. La vendimia, históricamente, siempre ha sido una de las festividades más importantes en el mundo de las tradiciones humanas. El vino ha servido para celebrar cualquier acontecimiento digno de ser reseñable.
Siempre ha estado vinculado con la comida y los beneficios que representa para la salud. Está unido a las tradiciones, al folklore, a la fiesta en general. Representa la amistad y el amor. Vino como elemento socializador, hace que nos reunamos entorno a una mesa para compartir este líquido sagrado porque no está hecho para tomarlo de manera solitaria, es un elemento que agrupa no que separa.
Estos pueblos de guerreros y ganaderos, que forman parte de la Ruta del Vino Arribes, fueron capaces de envainar sus armas para compartir su preciado bien a través del vino, la hospitalidad con el propio y el extranjero, son los mismos que hoy pretenden hacer extensiva su existencia y darla a conocer al resto del mundo.
Sumando desvelos, esfuerzos, anhelos y esperanzas, se funda la Ruta del Vino Aribes certificada por ACEVIN en junio de 2018, elemento que plasma el carácter de unidad perseguido por alcaldes y pequeños empresarios durante mucho tiempo. Siglos y siglos de odres y toneles viajeros para acabar, felizmente, amparados por un mismo estandarte protector.
Vinos que puedes maridar con excelentes quesos de oveja, vaca o cabra obtenidos de las mejores leches o embutidos y carnes de animales criados en esta comarca de pastos ecológicos. Aceites, frutos secos, dulces y mieles. Arribes del Duero es ecología.
Blancos, rosados y tintos, amalgama de colores y sabores, intensidades y aromas, equilibrados, melosos y secos, tanta y tanta variedad para una sola Ruta.
Según la Carta Europea del Enoturismo, la cultura del vino contribuye al desarrollo sostenible de los pueblos y regiones vitivinícolas de modo multidimensional, tal y como es requerido, por la propia naturaleza de la sostenibilidad, así, además de contribuir a la sostenibilidad cultural.
“Se promoverá la creación de productos y de actividades turísticas que favorecerán el descubrimiento y la interpretación de la Cultura del Vino.”
“Mejorar la calidad de vida de los habitantes deberá constituirse como una prioridad con el fin de preservar la calidad de su relación con los visitantes. Con esta perspectiva, el territorio enoturistico favorecerá la participación de los residentes en las decisiones, la promoción de la ocupación local, la promoción de los intercambios y de los contactos entre los visitantes y los habitantes.”
La Ruta del Vino Arribes es historia, tradición y cultura, y todo ello regado con símbolos como la amistad, el folclore y el vino.